El Comité Internacional de la FAU apoya la revuelta feminista en Irán
Desde el asesinato de Jina Mahsa Amini a manos de la policía de la patrulla de vigilancia de Teherán, hace ya cuatro semanas, la gente de todo Irán ha salido a la calle bajo el lema “Jin, Jian, Azadî” (“Mujeres, vida, libertad”) y lucha por espacios de libertad. L@s trabajador@s, especialmente las mujeres* y las minorías étnicas, han entrado en una fase explícitamente revolucionaria y ven el fin de la dictadura islámica al alcance de la mano.
Un momento decisivo en la historia de la República Islámica ya lo marcó la revuelta nacional de principios de 2017/18, cuando millones de trabajador@s se rebelaron contra la oligarquía gobernante y una vida de miseria y precariedad, y la sociedad expresó su rechazo al sistema en su conjunto. Desde entonces, los disturbios espontáneos, por un lado, y las luchas organizadas de diversos grupos profesionales, por otro, se han vuelto crónicos y se producen a intervalos cada vez más cortos, con un carácter cada vez más “militante”. Los cambios fundamentales que buscan los sindicatos suponen una amenaza existencial para las clases dominantes.
Sin embargo, la muerte de Jina Mahsa Amini ha desencadenado algo cualitativamente nuevo, una ruptura con el período histórico de levantamientos provocados por intrigas explícitamente económicas. Los disturbios actuales se desencadenaron por el asesinato por parte del Estado de una mujer kurda debido a la exigencia del hiyab, un pilar estructural del régimen patriarcal en la República Islámica desde su fundación en 1979. Las mujeres*, como clase social oprimida, dominada y explotada por encima de todas las demás, están, por tanto, en primera línea de las luchas. Con su dimensión étnica y de género, han cambiado fundamentalmente la dinámica política en Irán. El miedo a volverse contra un régimen nihilista ha sido sustituido por la ira, el poder y la solidaridad entre las clases oprimidas y las minorías étnicas tradicionalmente hostiles, entre el “centro” y la “periferia”.
Por lo tanto, la solidaridad internacional debe centrarse sobre todo en las corrientes radicales del movimiento revolucionario que no quieren detenerse en la transformación política, sino que buscan una revolución social que modifique las principales estructuras sociales, incluso después de la caída de la República Islámica. Una victoria de la revuelta feminista en Irán estimularía una multitud de luchas similares contra el patriarcado, haciendo avanzar la resistencia al capitalismo y al Estado en otras partes del mundo.
Como CI, llamamos a apoyar a las fuerzas revolucionarias: Organízate y participa en acciones de solidaridad, difunde información de Irán y haz donaciones a l@s compañer@s.